Te invito a que tu objetivo, de ahora en adelante, sea comer con la intención de disfrutar de lo que comes. Te voy a explicar cómo puedes empezar a entrenarte para conseguirlo. Cuando decidas comer, coges el tenedor, llevas un bocado a la boca, dejas el tenedor en la mesa, y mastica con la intención de disfrutar lo que tienes en la boca.
El placer al comer está en la boca, en las papilas gustativas, el olor, el sabor, la textura e incluso la temperatura. Al masticar notarás si te gusta o no te gusta. Si no te gusta, ¿para qué seguir comiéndolo?, la vida es muy corta. Si te gusta, sigue masticando, nota la textura el sabor y cuando no quede sabor tragas.
Ten en cuenta que el placer al comer es algo físico, que experimentas a través de las sensaciones en la boca, al igual que sientes el calor o el frío, a través de la piel. El placer no es un pensamiento o una creencia, es una experiencia física.
Sigues comiendo y de nuevo coges el tenedor, llevas otro bocado a la boca y lo masticas con la intención de disfrutarlo, notando los matices del sabor y las texturas de cada trozo. Sigues comiendo así. Como tu intención es disfrutar comiendo masticarás sin prisa, degustando lo que tienes en la boca.
No se trata de contar cuantas veces masticas, no te lo recomiendo porque ya sabes contar. No se trata de masticar despacio, acaba siendo aburrido.
La clave es comer con la intención de disfrutar.
Masticarás más o menos veces, dependiendo del tipo de alimento: una ensalada, el pescado, la carne, la verdura o la fruta, son muy diferentes. Imagina un trozo de zanahoria, tendrás que emplearte a fondo porque es muy densa. Piensa en los guisantes, es muy diferente, son menos densos.
Muy interesante.
Yo la realidad es que como super rápido y por más que lo intento, no se hacerlo más despacio